El papel de la IA como musa en el proceso creativo literario

La Inteligencia Artificial ha dejado de ser una mera herramienta tecnológica para convertirse en una fuente de inspiración que redefine los límites de la creatividad humana.

En el ámbito literario, esta transformación se manifiesta con fuerza: algoritmos capaces de generar metáforas, sugerir tramas y dialogar con escritores están emergiendo como musas modernas. Para explorar cómo la IA está desafiando los modelos tradicionales de creación e influyendo en el proceso narrativo de autores contemporáneos, preguntamos a la escritora de novela policiaca Gara Escribano cuyo primer acercamiento a esta nueva tecnología “fue por pura curiosidad profesional”.

“Me lancé a probarla cuando apenas se hablaba de ella en los círculos literarios. No solo podía ayudarme con tareas técnicas y ayudarme a ser mucho más productiva, sino que también podía desafiarme creativamente”, comenta esta autora que tiene claro que “la IA no viene a hacer lo que tú no sabes, sino a hacerte mejores preguntas. Obliga a afinar el estilo, a justificar las decisiones narrativas, a no dormirme en los clichés. No esperaba que me hiciera pensar tanto, francamente. También es una excelente solucionadora de marrones estructurales”.

Escritura asistida: entre el bloqueo y la revelación

Hay para quien la IA es más como brújula mientras que para otros ejerce de caja de resonancia narrativa, en el caso de Gara Escribano depende del día. “A veces necesito que me guíe cuando la historia se ha convertido en un laberinto sin salida, y otras solo quiero contrastar ideas con alguien que no bostece cuando le hablo de la motivación oculta del asesino”, subraya esta escritora que, prácticamente, usa la IA como un asistente virtual que le responde cuando necesita.

Aunque lo cierto es que, como les ocurre a otros muchos autores de novelas, a Gara Escribano la IA le resulta especialmente útil “cuando estoy bloqueada, cuando quiero jugar con el tono o el ritmo, cuando necesito lluvia de ideas o cuando tengo que documentar una escena y me da una pereza terrible estar buscando mil datos. También me resulta útil en la fase de revisión: detectar coletillas, frases planas y muletillas que repito”.

De hecho, alguna vez una sugerencia de IA le ha desbloqueado un obstáculo creativo inesperado: “Recuerdo una escena que no acababa de funcionar y, tras una conversación con la IA, me propuso cambiar el punto de vista del narrador. Fue como girar una llave en una cerradura que llevaba semanas atascada”.

La IA como musa del siglo XXI

Ahora bien, hay personas que sienten que escribir con la ayuda de la IA puede modificar su relación con la inspiración o con su voz narrativa. Gara Escribano tiene claro que escribe ella y que esta nueva tecnología que ha revolucionado nuestra forma de vivir “es como una muleta. Me obliga a ser consciente de mi estilo. Es como tener un espejo narrativo: te devuelve respuestas a preguntas que te formulas, pero tú eliges cuál es la tuya. La inspiración sigue viniendo de los sitios de siempre —una conversación en el supermercado, una noticia absurda, una canción— pero ahora tengo con quién comentarla antes de olvidarla”.

Es por ello por lo que para esta escritora, y otros muchos compañeros de profesión, la IA se ha convertido en una suerte de musa moderna que “no desaparece en mitad del proceso, ni se ofende si la ignoras. Te sugiere, te lanza ideas, te deja equivocarte sin dramas. Es una musa funcional, sin ínfulas ni túnicas vaporosas. Vamos, una musa del siglo XXI”.

Como puedes comprobar y quizás ya hayas percibido como lector de novelas policiacas actuales, la IA ha aportado una mirada fresca a diferentes géneros, como el negro, que, según la entrevistada, “necesita renovarse constantemente para no parecer un déjà vu eterno. La IA puede ayudarte a explorar estructuras narrativas distintas, a jugar con el punto de vista, a evitar estereotipos. Y como no tiene prejuicios (aunque haya que vigilar los sesgos y sus alucinaciones), puede aportar ángulos nuevos incluso a los casos más clásicos”.

¿Autoría compartida o herramienta narrativa?

Lo que parece evidente es que la IA, al menos en el ámbito literario, no es un reemplazo sino una ampliación del acto creativo. “La compararía con un diccionario que también sabe contar historias. No te quita el control de la obra: te da herramientas. Como si a la máquina de escribir de toda la vida le hubieras añadido una mente inquieta. No sustituye al autor, lo acompaña. La revolución que va a ocasionar la IA es similar a la de internet cuando apareció. Cambiará el mundo y la forma de trabajar, eso seguro”.

Sin embargo, no podemos obviar que hay un debate en la mesa sobre si estamos ante una nueva forma de autoría compartida o si el escritor humano sigue siendo el autor final. Según Gara Escribano “una IA no puede ser autor de una obra, le falta alma. El humano sigue siendo el autor, incluso si se apoya en IA. Es él quien toma decisiones, firma la obra y carga con las consecuencias si la trama no convence. La IA propone, pero no decide. Es como un editor invisible: te da opciones, pero no escribe el final. A veces hay más autoría compartida entre una escritora y su grupo de lectura cero que entre ella y una IA”.

Si bien hay opiniones encontradas al respecto, lo importante es que la curiosidad venza a tu recelo a la hora de echarte un cable de la IA. Como te recomienda Gara Escribano, “pruébala sin miedo, como quien se anima a leer un género nuevo. Que no tiene que usarla para todo, ni volverse dependiente. Solo descubrir si le aporta algo. Y que nadie le va a quitar lo vivido ni su forma única de contar historias. La IA no viene a sustituir la experiencia: viene a escucharla y a multiplicar sus posibilidades”.

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